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Cáncer en Niños




PREVENCIÓN DEL CÁNCER INFANTIL
Detecta a tiempo el cáncer en niños, niñas y adolescentes. Atiende las siguientes señales de alarma

Existen diferentes señales o síntomas que pueden hacer sospechar que el niño padece cáncer. La detección de alguna alteración suele estar localizada en el cuello o en el abdomen de los niños. Aunque hay distintos tipos de cáncer, al menos el 85% de los infantiles presentan síntomas parecidos. Los más significativos son los siguientes:
 
  • - Anemia acompañada de sangrados y exceso de hematomas (moretones)
  • - Dolores de Cabeza acompañados por alteraciones del sueño o del comportamiento y conducta
  • - Fiebre prolongada y sin causa aparente
  • - Dolor de cabeza persistente, acompañado de vómitos nocturnos
  • - Hinchazón y masa abdominal anormal
  • - Fatiga, pérdida de peso, palidez
  • - Ganglios linfáticos inflamados
  • - Infecciones frecuentes

Cuanto antes se diagnostique el cáncer más eficaz será su tratamiento. La Asociación Cáncer y Vida recomienda a los padres que, puesto que la mayoría de los síntomas del cáncer puede interpretarse como dolencias infantiles comunes, en el caso de que haya alguna sospecha, acudan al médico para que les realicen las pruebas para descartar el diagnóstico de la enfermedad. El cáncer se extiende con mucha rapidez en la infancia, por lo que una detección y un tratamiento precoces aumentan las probabilidades de que el niño se cure y pueda llevar una vida normal.

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Riesgos ambientales y vida sana infantil: recomendaciones de la OMS

Los últimos informes de la Organización Mundial de la Salud no dejan lugar a dudas: los factores ambientales son cada vez más importantes en la salud presente y futura de adultos y niños, incluso desde el mismo momento de la gestación. Una cuarta parte de las enfermedades de todo el mundo, hasta una de cada tres en el caso de los menores, están relacionadas directamente con factores ambientales: la polución atmosférica, la calidad del agua o los contaminantes tóxicos. Un medio ambiente mejor reduciría con creces la aparición de cáncer, patologías cardiovasculares, asma y otros problemas respiratorios.

Por todo ello, desde la OMS se apunta que cuando hablamos de salud y prevención, hablamos necesariametne de mejorar el medio ambiente. Los dos conceptos van de la mano. Y para poder prevenir, el primer paso es siempre estar informado.

Citamos las recomendaciones recientes de la OMS sobre tres de los temas más importantes en la salud infantil:
  1. Disruptores endocrinos, efectos de por vida
  2. Vivimos rodeados de sustancias químicas, y de muchas de ellas se desconoce si pueden tener efectos sobre la salud. De algunas ya se tiene claro, pero aun así siguen presentes en objetos de uso cotidiano.
Es el caso de los disruptores endocrinos, que son sustancias que pueden interferir en el sistema hormonal, bien de forma directa, bien a través de las proteínas que lo controlan. Son componentes del plástico como los ftalatos, el bisfenol A y que podemos encontrar en algunas botellas de agua o el recubrimiento interior de latas de conserva, y en fungicidas y pesticidas, entre otros.

El último informe elaborado por la OMS afirma que los disruptores endocrinos tienen efectos en la salud reproductiva tanto de mujeres como de hombres, y también causan alteraciones entre otros del desarrollo neuronal y de tiroides, del metabolismo o del sistema inmunológico. Siendo los niños especialmente vulnerables, pudiendo afectar a tejidos que se están desarrollando y que pueden tener consecuencias en la salud de esa persona décadas más tarde.

Es imposible huir de ella por completo pero la OMS recomienda reducir la exposición a estas sustancias lo máximo posible. Informarse bien y evitar los materiales más peligrosos es un paso, aunque ya se está pidiendo que se prohíba totalmente el Bisfenol A en envases de alimentos en España, como ya se ha hecho Francia.

Demasiada sal, poco potasio
La OMS ha detectado recientemente otros factores de riesgo en la dieta, como el exceso de sal y la escasez de potasio.
Se recomienda que, a partir de los dos años de edad y durante toda la edad adulta, no se sobrepase un máximo de 5 gramos de sal al día, el equivalente a una cuchara sopera. Los datos de todo el mundo prácticamente duplican esa cifra, en el caso de España la media es de 9,8 gramos por día.
Esto puede tener consecuencias sobre la salud desde muy pequeños, porque puede causar hipertensión o predisponer a tenerla años más tarde. La principal fuente de sal se ingiere sobre todo a través de alimentos industriales: precocinados, conservas o pan. En el caso de los niños, el pan, las patatas fritas, snack o galletas, son sus fuentes principales de sal.

Por el contrario, muy pocas personas consumen la cantidad de potasio recomendada, un mínimo de 3,5 miligramos por día, teniendo ésto consecuencias en la presión arterial. Las legumbres, frutos secos, vegetales tales como las espinacas, la col o el perejil, y frutas como el plátano, la papaya o los dátiles son fuentes de potasio.

Acostumbrarse a comer con poca sal desde pequeños, evitar al máximo los productos industriales e incorporar más verduras y frutas frescas en la dieta son las claves no sólo para prevenir estos problemas, sino para tener una alimentación saludable.

Contaminación atmosférica, la batalla continúa
El informe de la OMS publicado recientemente, recoge las conclusiones científicas recientes sobre los efectos de la contaminación del aire en la salud humana. La lista no para de crecer. En niños: asma, bronquitis y otras enfermedades respiratorias, pero también problemas cognitivos y de desarrollo neuronal, y bajo peso en el nacimiento, que puede conllevar problemas de salud crónicos físicos y mentales más adelante. En adultos, además, diabetes, ictus, enfermedades cardiovasculares y arteriosclerosis.
La recomendación de la OMS es clara: hay que reducir de manera significativa los niveles de ozono, óxidos de nitrógeno y sobre todo partículas en suspensión, provenientes mayoritariamente de vehículos con combustibles fósiles. El caso del diésel es aún más preocupante, porque además de ser más contaminante, se ha comprobado que es un cancerigeno. Los expertos en salud tienen claro que es necesario, y urgente, que los gobiernos cambien la normativa y la cumplan.Contaminación, alimentación inadecuada y componentes tóxicos tienen, más allá de su peligrosidad, otro elemento en común: los efectos que producen sobre la salud se pueden prevenir en gran medida, pero para ello es necesario un cambio a muchos niveles, desde las políticas de salud pública y la legislación a los hábitos familiares y de consumo.